Mi nombre es Ángel, tengo casi 10 meses de edad y soy el blogger que gestiona este sitio..

A continuación voy a presentaros mi mundo, mis progresos, mis aventuras, mis pequeñas gamberradas y todo aquello que rodea mi día a día.

Ya voy a la guardería, y gracias a las didácticas de estimulación temprana a la que me somenten mis papis y maestras ya soy capaz de llevar todo esto yo solito.

Espero que os guste, que disfrutéis mucho con mis aventuras y que día a día entre todos aprendamos muchas cosas y lo pasemos muy bien.

Besitos a todos y Bienvenidos

jueves, 28 de julio de 2011

Mi primer cumpleaños

Hace mucho que no escribo en el blog. Y lo echaba en falta. De vez en cuando me gusta poner por escrito algunos de los recuerdos más importantes de mi vida; recuerdos, muchos de ellos, que tan solo rememoraré con estos breves escritos y alguna que otra foto y vídeo, ya que rápidamente pasarán a un segundo o tercer plano en mi memoria...

Uno de ellos, sin duda, mi primer cumpleaños. Recuerdo a mis papás eufóricos y desbordados de ilusión. Preparativos, comida familiar, tarta con los tíos y los primos,... Y un terrible catarro por parte del que escribe que apenas me dejó disfrutar de la fiesta!! Para mí era todo extraño: tanta gente, tanta comida, tantos paquetes, tantas voces,... Todo ello resonaba dentro de mí como una grave voz de ultratumba.

Era mi primer cumpleaños; no entendía lo que eso significaba, tan solo que mis papás y abuelitos me preguntaban algo y yo respondía levantando tímidamente mi dedito índice. Sin embargo, todo a mi alrededor me indicaba que un primer cumpleaños era algo divertido y que, sin duda, tenía que celebrarlo a lo grande; pero mi catarro era más poderoso que todo ello.

Ya era tarde para cancelar o aplazar la fiesta. Todo el mundo estaba avisado y había hecho sus planes en función de esta celebración. Así que no me quedaba más remedio que aguantar como un grandullón -porque ya era un grandullón- el chaparrón que se me venía encima.

Lo pasé victorioso. Disfruté jugando con mis primos, con mi gatita (que poco después se despediría definitivamente de mí), con mis nuevos juguetes, e incluso comí un poco de esa tarta casera que mamá había improvisado aquella mañana.

Era domingo 3 de abril. El lunes, amanecería aún sin haber cumplido los doce meses de edad. No se produciría el cambio hasta las 22:25 de la noche. Pero el lunes era día de cole. Allí lo celebraría de nuevo con mis amigos de la guardería y con mis papás, con mi corona de papel y más felicitaciones.

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